domingo, 8 de junio de 2008

Adiós al General del Pueblo


En la tristeza de la pérdida, prevalece el carisma del hombre que humanizó a Carabineros, acercando la Institución a la Opinión Pública

“Y así como mi Padre fue el General del Pueblo, esperamos que en este país existan más jueces del pueblo, diputados del pueblo y senadores del pueblo”. Con estas sentidas palabras, Alejandro Bernales, despidió a su padre, fallecido trágicamente el jueves 29 de mayo en Panamá, junto a su esposa y otros cuatro chilenos que integraban sus comitiva.

El padre del joven que pronunciaba el emotivo discurso era ni más ni menos que la máxima autoridad de Carabineros de Chile, el General Director José Alejandro Bernales. Junto a él, la muerte encontró a Teresita Bianchini Frost, su fiel esposa e incondicional compañera, además de los comandantes Ricardo Orozco y Óscar Tapia; la cónyuge de éste, Carolina Reyes, y el capitán Mauricio Fuenzalida. Todos se encontraban en Ciudad de Panamá en el marco de un Seminario de la Policía Nacional. El accidente que les costó la vida se produjo al estrellarse el helicóptero en que viajaban contra un centro comercial.

La aeronave viajaba en ruta desde la provincia de Colón, con destino a un hotel de la capital panameña. Sin embargo, al no poder aterrizar desvió el rumbo hacia el Aeropuerto Marcos Gelabert, momento en que ocurrió la tragedia.

El hecho causó gran conmoción en la población, que sentía un gran cariño por Bernales, dado su carácter afable y cercano. Grandes multitudes se acercaron a la Escuela de Carabineros, para rendirle un último homenaje y expresar su pesar a la Institución. En el registro de los libros de condolencias especialmente dispuestos para la ocasión, se repetía la frase “General del Pueblo”, la misma que su hijo Alejandro citó en la despedida. El deseo del muchacho llevaba implícitas las añoranzas de su padre, que había sido muy crítico de la labor de la justicia, llegando en una ocasión a emplazar a sus representantes a hacer bien su trabajo.

Conocido fue el dolor y la desazón del General ante el asesinato de los cabos Cristian Vera, Luis Moyano, Job Burgos y Carlos Cuevas. El golpe caló muy hondo al uniformado, quien junto con garantizar que para él encontrar a los responsables sería una causa personal, prestó apoyo irrestricto a las viudas aún varios meses después del fallecimiento de sus cónyuges. En dichas ocasiones, las apasionadas declaraciones de Bernales, junto con su actitud dispuesta y protectora, le valieron el respeto y reconocimiento de la opinión pública.

Esas mismas personas que admiraron su temple y aplomo, ahora lo despedían entre lágrimas. Chile perdía a un Gran General. En el dolor, los ciudadanos mostraban su cariño por Carabineros y los trabajadores de la pérgola de las flores lanzaron pétalos de rosa al paso del cortejo. Sobre las carrozas, pendía un enorme arreglo, que rezaba el sentir de un país entero “Hasta siempre, General del Pueblo”

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